Imagina que te han invitado a comer/cenar/pasar el día y acabas de llegar al lugar.
Conoces la reputación del dueño de la casa y eso te ha dado cierta confianza para aceptar la invitación.
Miras alrededor intentando hacerte una idea de lo que te puedes encontrar si traspasas la puerta.
Tu mirada se fija en un pequeño texto grabado en la puerta que dice “Bienvenido a mi hogar” y acto seguido y sin pensar más tu mano pulsa el timbre de la puerta.
Algo así debe pasar cuando el lector de tu texto u oyente de tu discurso llega al final y le solicitas que realice una acción.
Hacer clic sobre un botón genera ansiedad porque implica pasar de un lugar conocido a otro desconocido.
Pero ese “miedo” se puede minimizar para conseguir que el lector haga clic.
Como en el ejemplo de la invitación. Fue leer “Bienvenido a mi hogar” y bajar la ansiedad.
Porque alguien que te da la bienvenida y habla de su casa como hogar, te hace pensar que no hay riesgo.
Hoy te voy a mostrar cómo deben ser las llamadas a la acción de tus textos para que consigas el objetivo que te marques con cada uno.
En concreto vas a aprender:
- Qué verbos funcionan muy bien.
- Cuáles son las palabras mágicas
- Qué fórmula funciona de maravilla
Aplica estos conceptos en tus textos como lo haría un copywriter profesional.
Enlaces mencionados en el vídeo:
Llamada a la acción: formato y 3 errores que debes evitar
Y añado dos puntos más a tener en cuenta:
Añade comillas angulares derechas (>>) en el botón, al finalizar el texto. Se ha comprobado que el botón que las incorpora tiene mayor índice de clic que el que no lo lleva.
Yo suelo utilizar estas comillas en los botones que pongo en los emails de mis Newsletters.
Un consejo más para acabar. Si se tercia, añade justo antes del botón el número de personas que ya ha pasado/adquirido/disfrutado de ese lugar/curso/servicio.
Ahora me toca a mí preguntarte. Cuéntame en los comentarios ejemplos propios de llamadas a la acción que, irresistiblemente, te hicieron hacer clic.
Te leeré con atención ☺