Oyes hablar de tráfico web y te pierdes. A veces hablan de tráfico orgánico y otras de tráfico caliente ¿Serán lo mismo? Y cuando crees entender el significado de estos, alguien menciona otra nueva clasificación y te preguntas cuántos tipos de tráfico habrá más que no conoces.
Ahora mismito te lo explico con ejemplos y además, te muestro cómo el copywriting los tiene en cuenta.
¿Cuántos tipos de tráfico hay? ¿3? ¿6? ¿9?…
Pues existe el tráfico frío, templado o caliente. Y también está el que controlas, el que no controlas y el propio. Y puestos a clasificar, también tenemos el tráfico orgánico, referencial, de pago, social o directo.
Pero ¿a qué llamamos tráfico?
Como partimos de que tienes un negocio físico a pie de calle, te lo explicaré haciendo una comparación.
Las personas que transitan por delante de la puerta de tu comercio físico son tráfico.
Por tanto, en un entorno digital “tráfico web” es el conjunto de individuos que navegan (transitan) por Internet y que “pasan por delante” de tu empresa digital.
Y lo pongo entre comillas para que me entiendas, pues realmente son datos los que se mueven por la red.
¿Podríamos decir que tráfico es equivalente a “potencial cliente”?
Podríamos decir que todos los potenciales clientes son tráfico, pero no todo el tráfico es un potencial cliente.
Un ejemplo: Tienes una agencia de viajes especializada en viajes de luna de miel. A todas las personas que pasan por delante de la puerta se les puede considerar tráfico, incluidos los que acaban de volver de su viaje de novios.
Sin embargo estos recién casados, aunque se paren a ver las fotos del escaparate, no son potenciales clientes, pues ya han realizado su aventura post nupcial.
Tráfico frío, templado o caliente
Esta clasificación viene asociada a los Niveles de Conciencia de Eugene M. Schwartz expresados en su libro Breakthrough Advertisement.
Los niveles de conciencia van de no ser consciente a ser muy consciente.
Te pongo un ejemplo.
Imagina que tú ofreces servicios como nutricionista basados en una filosofía macrobiótica. Resulta que paseando te encuentras con un amigo que hace tiempo que no veías. Le saludas, te alegras de verlo y a continuación le sueltas “qué bien te cuidas” mientras le miras la barriga.
Está claro que tu comentario va con segundas intenciones. Veamos las posibles reacciones de tu amigo.
¿Qué posibles situaciones puedes encontrarte a raíz de tu comentario?
- Él se ve fantástico cuando se mira en el espejo. En este caso no es consciente de que tiene un problema. Tus servicios de nutrición son un cero a la izquierda para él.
- Frunce el ceño cuando se mira en el espejo y ve michelines rebosando por encima del cinturón. Esta persona es consciente de su problema y tu ocurrencia ha dado en la llaga. Tiene que hacer algo, pero todavía no sabe qué.
- Comentarios como el tuyo ya no le molestan porque ha asumido su situación y, sobre todo, porque ya está buscando como revertirlo. Se está informando de cómo acabar con su problema. Puede que haya ido a ver los precios de un gimnasio y/o que haya preguntado las tarifas de Natur House. Es decir, está buscando soluciones.
- Al verte se acuerda de que eres nutricionista y sigues una filosofía asiática. Te pregunta en qué se diferencia la macrobiótica del resto de “fórmulas”, como método de adelgazamiento. Esta persona es consciente de tu producto/servicio.
- Después de probar en el pasado opciones clásicas de adelgazamiento, ha decidido probar otras alternativas y la macrobiótica es la que más le convence. En este momento, esta persona es muy consciente de tu servicio.
Pues en función de en qué grado de consciencia tenga sobre el problema y la solución, hablaremos de tráfico frío, templado o caliente.
Siendo el frío el menos consciente y el caliente el más consciente.
¿Y al copywriting cómo le afecta esta clasificación?
Pues te diría que es uno de sus pilares, porque el copywriter tiene siempre en mente al tipo de tráfico al que se está dirigiendo cuando está escribiendo.
Es decir, dependiendo del grado de consciencia del problema, de la solución y del producto que tenga el destinatario del texto, el copywriter variará el enfoque, el tema, el vocabulario y por supuesto, el objetivo final del texto.
Y volviendo al ejemplo de antes… A tu amigo en la posición “a” no le hables del precio de tus servicios ni de la fantástica oferta que le puedes hacer porque te mandará a paseo (pues él está a gusto con sus kilos).
A tu amigo en el punto “a” solo le puedes hacer ver lo que es obvio para todos menos para él (que está gordo). Es decir, le tienes que hacer ver el problema.
El reto está en hacerle pasar del punto “a” al “b”. Y del “b” al “c” y así sucesivamente hasta darle el empujoncito final en la fase “e” para que compre tu producto o servicio.
Y el copywriting es el arma secreta para conseguirlo.
Por cierto, que esta clasificación sirve para cualquier ámbito empresarial, ya sea venta de producto o servicio.
Tráfico que controlas, que no controlas y tráfico propio
El artífice de esta ordenación es Russell Brunson y lo menciona en su libro Dotcom Secrets.
Brunson dice que el tráfico propio es el más importante porque es de donde te van a llegar las ventas.
Y se refiere a las personas que están en tu lista de suscripción, tus seguidores en redes, tus clientes. Ellos reaccionarán si les escribes un email, un post o una publicación.
No te cuestan dinero puesto que ya te siguen.
Y lo más importante, tu objetivo es conseguir cuanto más puedas de este tipo de tráfico. Porque a mayor volumen de tráfico propio, mayores
ventas.
Luego está el tráfico que controlas, que es todo aquel que generas cuando realizas publicidad de pago.
Es decir, cuando pagas a Google, Facebook, Instagram… para que publique un anuncio tuyo, tú controlas dónde llevas a la persona que hace clic en el anuncio.
Que no es otro lugar que una página en tu web donde el objetivo es que te den su email (a cambio de lo que ofrecías en el anuncio).
Porque una vez te han dado su email, pasa a ser tráfico propio.
¿Entiendes cómo va esto?
Y por último está el tráfico que no controlas, que es todo aquel que te llega sin que tú tengas control sobre ello.
Son las visitas que recibes porque:
- han hecho una búsqueda en Google y te han localizado.
- alguien te ha mencionado en su blog y ha enlazado tu web a dicho comentario.
- ha visto una publicación tuya en redes, le ha gustado y ha llegado a tu web.
- y más…
¿Y el copywriting cómo interviene en esta clasificación?
Para que todas estas visitas “incontroladas” se conviertan en tráfico propio, Brunson dice que debes optimizar tu web para que dicha visita deje su email de alguna forma.
Para ello, él incluye cajetines de suscripción en todas las páginas de la web, incluido en el blog. E incentiva que entreguen su email ofreciendo alto contenido de valor a cambio.
El copywriting está presente en dicho cajetín. Tiene en cuenta el problema de tu cliente ideal, el beneficio principal de la solución y el sentimiento asociado al antes y al después de.
Sin olvidar que ese pequeño texto persigue que se produzca la acción, que no es otra que entre a formar parte de la lista de suscriptores (mediante la entrega de su email).
Como ves, nada de lo que se dice en la web, ni siquiera el texto de los cajetines está dejado al azar.
De hecho, precisamente en estos cajetines además se suele usar el microcopy, como apoyo a la toma de decisión.
Tráfico orgánico, de pago, referencial, social o directo
Llegados a este punto, esta última clasificación es la más fácil de entender pues tiene en cuenta la procedencia de la visita.
Tráfico orgánico es el que llega a tu web porque la persona ha hecho una búsqueda en Google o Yahoo! y tu web ha aparecido como resultado de dicha búsqueda.
Ejemplo: Tu amigo, el que le sobran unos kilos, está en fase “e” (sabe que tiene un problema, conoce las soluciones y ha decidido cuál de estas quiere). Escribe en Google, “nutricionista macrobiótico” y ¡tachán! Tu nombre aparece en la pantalla, bueno, el nombre de tu web.
Ahora imagina que decides poner un anuncio para promocionar tus servicios de nutricionista especializado en macrobiótica. Si alguien hace clic sobre tu publicidad, llegará a tu web donde encontrará tu oferta. A este tipo de tráfico se le llama de pago porque te ha costado dinero que llegue a tu web.
Por otro lado, las visitas que recibe tu portal desde otra web, porque estás siendo mencionado en él, se les llama tráfico referencial. Eso significa que eres bueno en lo tuyo y sirves de ejemplo.
Solo quedan dos tipos de tráfico más. El tráfico social es aquel que procede de las publicaciones que ve en las redes sociales. Si ve una de tus publicaciones y le gusta la introducción, es probable que haga clic y aterrice en tu web.
Y el tráfico directo es aquel que escribe directamente tu dominio, tu url (ej.: www.tuempresa.com) en el navegador. Este tipo de tráfico te conoce en mayor o menor medida, pero lo suficiente como para saber tu dominio.
Conclusión
Con toda esta información, se pueden extraer varias conclusiones:
- Tu web es el campamento base de tu negocio online y por tanto debe estar preparada para recibir a todos los tipos de tráfico.
- Todos los esfuerzos que planees deben ser para conseguir que el tráfico que llega a tu web te deje su email.
- Todas las clasificaciones mencionadas están interconectadas, siendo el tráfico propio el más importante, tenga la temperatura que tenga y sin importar su procedencia.
¿Sabías tú de todos estos tipos de tráfico? Cuéntame en los comentarios que te ha parecido. Estaré encantada de leerte.
un poco de mí
Solía negociar por email acuerdos comerciales cuando trabajaba por cuenta ajena. Combinaba la estrategia con mi pasión por la escritura.
Años más tarde me formé en Marketing digital y me especialicé en Copywriting.

Verónica Fabra
Quiero ayudar a aquellas personas que se desviven por su negocio cada día. Tengo el firme compromiso de aumentar su lista de clientes a través de la Página Web.
Elige bien la idea que quieres transmitir, selecciona las palabras que mejor se identifiquen con tu cliente ideal y disponlas en el orden adecuado para que la visita se quede contigo.
El copywriting es clave para convertir una Web florero en una Web productiva.
Si quieres saber más de mí pincha aquí.
Pedazo de artículo que te has marcado, Verónica. Me parece un tema realmente interesante. Por todo lo que expones, es vital conocer al cliente y en qué fase se encuentra para poder darle aquello que necesita en cada momento. Cuando trabajamos el blog, por ejemplo, podemos crear contenido adaptado a cada fase del customer journey. Tal y como planteas, no puedes contarle lo mismo a alguien que todavía no es consciente de su problema, que a aquel que ya está buscando en Google directamente su servicio con “nombre y apellidos”. Un abrazo.
Efectivamente Isabel. Cuando se habla del customer journey, se está plasmando el nivel de conciencia de la persona en relación al conocimiento que tiene del problema y la solución.
Todo un honor tenerte como comentarista en el blog.
Un abrazo,
Verónica